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Introducción
El auge de la movilidad eléctrica en India ha sido una de las narrativas más prometedoras del siglo XXI, con startups emergentes, incentivos gubernamentales y un ecosistema en rápida evolución. Sin embargo, la reciente investigación de la Junta de Valores y Bolsa de India (SEBI) sobre Gensol Engineering y su subsidiaria BluSmart Mobility revela un capítulo oscuro en esta historia. Este caso, que involucra el presunto desvío de fondos públicos destinados a la compra de vehículos eléctricos (EV), no solo sacude la confianza en el sector, sino que también plantea cuestionamientos éticos y estructurales sobre cómo se financia la transición energética.
El escándalo, que gira en torno al uso indebido de más de ₹2,620 millones, ha sacado a la luz la fragilidad de los controles internos en startups de rápido crecimiento. Las implicaciones trascienden a las empresas involucradas, afectando a inversores, reguladores y el futuro mismo del ecosistema EV indio. En este artículo, exploramos a fondo los detalles del caso, su impacto sistémico y las lecciones que deben aprenderse para fortalecer la integridad del sector.
Contexto: El ascenso de Gensol y BluSmart
Gensol Engineering Limited, fundada en 2012 por los hermanos Anmol Singh Jaggi y Puneet Singh Jaggi, comenzó como una consultora solar antes de expandirse hacia proyectos EPC en energías renovables. Para 2024, la empresa reportaba ingresos de ₹1,297 millones, con operaciones en India y el sudeste asiático. Su diversificación incluyó la creación de BluSmart Mobility en 2019, una startup de ride-hailing con flotas 100% eléctricas.
BluSmart creció agresivamente, alcanzando una flota de más de 6,000 EVs en 2023, recibiendo más de $486 millones en financiamiento, incluyendo inversiones de gigantes como BP Ventures. Su modelo integraba leasing de EVs a través de Gensol, lo que permitió escalar rápidamente sin necesidad de adquirir los vehículos directamente.
La sinergia entre Gensol y BluSmart parecía ejemplar dentro del ecosistema EV. Sin embargo, esta estructura también facilitó una peligrosa concentración de poder y discrecionalidad financiera en los promotores, lo que sería explotado más adelante.
Los préstamos verdes: Una oportunidad mal aprovechada
Entre 2021 y 2024, Gensol obtuvo préstamos por ₹9.78 mil millones de agencias estatales como IREDA y PFC, destinados específicamente a la adquisición de 6,400 EVs. Estos préstamos forman parte de un esfuerzo nacional para acelerar la electrificación del transporte y reducir la dependencia de combustibles fósiles.
El uso de estos fondos debía estar estrictamente controlado y limitado a su propósito original. Sin embargo, la investigación reveló que solo se adquirieron 4,704 EVs, lo que dejó un vacío contable de ₹2,620 millones. Estos fondos fueron desviados a través de una compleja red de transferencias entre empresas relacionadas y gastos personales, socavando la intención de los préstamos verdes.
Esto plantea serias dudas sobre los mecanismos de supervisión existentes en la distribución de fondos estatales, especialmente en sectores de alto crecimiento donde el entusiasmo puede superar a la vigilancia.
Transferencias a empresas relacionadas: La telaraña financiera
Una de las tácticas más cuestionables descubiertas por SEBI fue el uso de empresas relacionadas para encubrir el desvío de fondos. Gensol transfirió ₹424 crores a Wellfray Solar Industries, una ex subsidiaria, que luego redirigió ₹246 crores a entidades controladas por los Jaggi. Este patrón de circularidad financiera permitió ocultar el rastro del dinero y evadir controles regulatorios.
Además, ₹50 crores fueron enviados a Capbridge Ventures LLP, que luego adquirió un apartamento de lujo en The Camellias, Gurgaon, registrado a nombre de Jasminder Kaur, madre de Anmol Jaggi. Esta estructura sugiere un intento deliberado de ocultar la propiedad y destino real de los fondos.
El caso ilustra cómo la falta de separación entre entidades corporativas y personales puede facilitar abusos financieros, especialmente cuando los fundadores ejercen control sobre múltiples organizaciones interconectadas.
Gastos personales financiados con dinero público
Más allá de las transferencias corporativas, SEBI descubrió que grandes sumas fueron directamente utilizadas para gastos personales. Anmol Jaggi recibió pagos por ₹25.76 crores y Puneet Jaggi por ₹13.55 crores, sin justificación comercial aparente. Además, se documentaron adquisiciones de propiedades premium en zonas de alta plusvalía en Nueva Delhi.
Estos gastos personales se financiaron con recursos públicos destinados a la electrificación del transporte, lo que representa una grave violación ética y legal. Este tipo de comportamiento erosiona la confianza en las startups del sector y en los mecanismos gubernamentales que las respaldan.
El escándalo pone de relieve la necesidad urgente de establecer barreras claras entre el patrimonio personal de los fundadores y los fondos institucionales, especialmente cuando se trata de dinero público.
Manipulación documental y desinformación
Para mantener la fachada de cumplimiento, Gensol envió cartas falsas a agencias calificadoras como CARE e ICRA, afirmando falsamente que los pagos de préstamos estaban al día. También se hicieron anuncios engañosos de “preórdenes” por 30,000 EVs, basadas en Memorandos de Entendimiento (MOUs) no vinculantes.
Estas acciones no solo engañaron a reguladores e inversores, sino que también distorsionaron la percepción del mercado sobre la estabilidad y viabilidad de BluSmart. La manipulación documental es una táctica común en fraudes corporativos, pero su uso en un sector tan emergente como el EV puede tener consecuencias desproporcionadas.
La conclusión es clara: la transparencia documental debe ser una prioridad en sectores estratégicos, y los organismos reguladores deben contar con herramientas eficaces para verificar la veracidad de la información presentada.
Impacto en BluSmart: De unicornio a proveedor
El escándalo financiero ha tenido un efecto directo en BluSmart. En 2023, la empresa reportó pérdidas acumuladas de ₹215 crores. En marzo de 2024, su CEO, CBO, CTO y VP renunciaron en masa, lo que refleja una crisis de liderazgo interna. Además, su ambiciosa expansión a Dubái fue cancelada por falta de sostenibilidad operativa.
Actualmente, BluSmart está en conversaciones para convertirse en proveedor de flotas para Uber India, un giro irónico considerando que nació como competidor directo. Esta posible transformación indica una estrategia de supervivencia más que de crecimiento, y refleja cómo la mala gestión financiera puede comprometer el modelo de negocio completo de una startup.
El caso BluSmart subraya cómo una startup innovadora puede verse arrastrada por la mala conducta de sus promotores, demostrando que el éxito tecnológico no compensa una gobernanza débil.
Consecuencias para el ecosistema EV
El impacto del caso no se limita a Gensol y BluSmart. El precio de las acciones de Gensol cayó un 83% tras la investigación, afectando también a proveedores como Tata Motors, fabricante del modelo Tigor EV utilizado por BluSmart. Esto demuestra un efecto dominó financiero que podría extenderse a todo el ecosistema EV.
Además, la SEBI ha congelado la división accionaria 1:10 que Gensol planeaba, para evitar que inversores minoristas se vean atrapados en una acción de alta volatilidad. También se prevé un endurecimiento en los requisitos para acceder a préstamos verdes, lo que podría obstaculizar el crecimiento de startups legítimas.
En resumen, este caso podría frenar el desarrollo del sector EV en India si no se toman medidas correctivas estructurales, tanto del lado regulador como empresarial.
Lecciones para inversores
Para los inversores, este caso ofrece lecciones cruciales. En primer lugar, se vuelve indispensable exigir auditorías forenses antes de financiar startups con modelos B2B intensivos en capital. Además, deben monitorearse activamente los fondos etiquetados como “verdes” para asegurar que se utilicen en los fines previstos.
La dependencia excesiva en la narrativa de crecimiento sin fundamentos sólidos puede llevar a decisiones de inversión riesgosas. Este caso demuestra que incluso las startups más prometedoras pueden ocultar prácticas financieras cuestionables.
La diligencia debida no es opcional, y el caso Gensol-BluSmart debe servir como advertencia para evitar futuros escándalos en el sector tecnológico y de movilidad.
Recomendaciones para reguladores
Los reguladores tienen un papel clave para evitar que este tipo de fraudes se repitan. Una recomendación urgente es la implementación de sistemas blockchain para rastrear el flujo de fondos sectoriales, especialmente en sectores estratégicos como el de los EVs.
También debe considerarse la imposición de sanciones penales por desvío de fondos públicos, para generar un fuerte efecto disuasorio. La supervisión debe ir más allá de los balances y considerar también las estructuras de propiedad y control de las empresas.
El caso demuestra que los controles actuales son insuficientes, y que es hora de actualizar las herramientas regulatorias para proteger tanto a los contribuyentes como a los sectores innovadores.
Riesgos estructurales en startups EV
Una de las fallas más evidentes en este caso es la estructura empresarial donde los fundadores controlaban múltiples entidades interconectadas. Esta configuración permitió desvíos sin obstáculos y encubrimiento de actividades.
Las startups deben adoptar estructuras de gobernanza más sólidas, incluyendo comités de auditoría independientes con poder vinculante. También es recomendable establecer mecanismos de control cruzado entre entidades relacionadas para evitar conflictos de interés.
La innovación en movilidad eléctrica no puede construirse sobre cimientos débiles. El caso Gensol-BluSmart demuestra que la buena gobernanza es tan esencial como la tecnología.
Conclusión: Más allá de la tecnología, ética y control
El caso Gensol-BluSmart expone cómo el entusiasmo por la transición energética puede ser explotado por prácticas empresariales irresponsables. Aunque la tecnología y el financiamiento están disponibles, sin ética empresarial y mecanismos de control, el progreso puede transformarse en retroceso.
India tiene el potencial de liderar la movilidad eléctrica global, pero para lograrlo debe garantizar que sus instituciones, regulaciones y empresas estén alineadas con principios de transparencia y responsabilidad. Este escándalo es una oportunidad para corregir el rumbo y fortalecer la confianza en el sector.
La transición energética requiere más que baterías y cargadores: necesita también gobernanza ética, controles financieros y vigilancia ciudadana. Solo así se podrá construir un futuro sostenible e inclusivo.