Table of Contents
Introducción
La robótica humanoide se ha convertido en uno de los campos más prometedores y complejos dentro del ecosistema de la inteligencia artificial. Figure AI, una startup emergente del sector, ha capturado la atención global con su ambicioso proyecto Figure 02: un robot humanoide de propósito general diseñado para resolver desafíos laborales a escala mundial. Sin embargo, la brecha entre las promesas tecnológicas y los resultados verificables ha generado un debate intenso en la industria.
Este artículo explora en profundidad el caso Figure AI, analizando su arquitectura tecnológica, estrategia de mercado, alianzas corporativas y los escepticismos que rodean su desempeño real. También se contextualiza su impacto en el ecosistema global de la robótica, la regulación emergente y las implicaciones laborales futuras.
1. La ambición de Figure AI: ¿una nueva revolución industrial?
Figure AI se presenta como una empresa pionera en el desarrollo de robots humanoides inteligentes. Su objetivo declarado es ambicioso: atacar la escasez global de mano de obra automatizando tareas físicas mediante robots entrenados con IA. La clave de su propuesta radica en la multifuncionalidad de sus robots, capaces de adaptarse a diversos entornos industriales sin necesidad de programación específica.
El modelo Figure 02 fue lanzado en 2024 y destaca por su diseño biomecánico avanzado y capacidades sensoriales de alta precisión. Esta visión promete cambiar la forma en que las industrias gestionan su fuerza laboral, especialmente en sectores como manufactura, logística y retail, donde la demanda de automatización ha crecido exponencialmente.
Si bien la visión es disruptiva, el escepticismo surge al contrastar las afirmaciones públicas con las pruebas reales disponibles. Las industrias necesitan certezas, y los inversionistas, garantías medibles.
2. Arquitectura técnica del Figure 02
El corazón del Figure 02 es una arquitectura de IA multimodal que permite al robot interactuar con el entorno de forma visual, táctil y cognitiva. Este sistema, desarrollado en colaboración con OpenAI y Microsoft, integra un modelo denominado Helix AI que toma decisiones en menos de 500 milisegundos.
En términos físicos, el robot cuenta con 16 grados de libertad en las manos, sensores hápticos capaces de detectar fuerzas mínimas de hasta 0.1 Newtons, y cámaras estéreo para visión tridimensional. Estas características lo posicionan como uno de los modelos más avanzados en términos de manipulación precisa.
Aunque las especificaciones son impresionantes, la falta de demostraciones en vivo ha generado dudas. Los videos lanzados por la empresa muestran tareas complejas como ensamblaje de partes automotrices, pero se desconoce el grado de intervención humana o edición en dichas grabaciones.
3. El caso BMW: colaboración o confusión
Uno de los anuncios más sonados de Figure AI fue su acuerdo con BMW Manufacturing para implementar robots humanoides en la planta de Spartanburg. Se afirmó que los robots ya estaban realizando tareas de ensamblaje de chasis. Sin embargo, un comunicado oficial de BMW desmintió esta afirmación, indicando que no hay robots Figure operativos en planta ni calendario definido.
Este desfase ha desatado fuertes críticas sobre la transparencia de la empresa. Fuentes internas revelan que los prototipos requieren modificaciones ambientales costosas y supervisión constante, lo que pone en duda su escalabilidad inmediata.
El caso BMW pone sobre la mesa la importancia de validar avances tecnológicos con implementaciones reales, y no solo con anuncios estratégicos. La credibilidad de una empresa tecnológica depende tanto de su innovación como de su capacidad para cumplir promesas públicas.
4. Financiación y valuación: ¿una burbuja en gestación?
Figure AI ha logrado captar una inversión impresionante: desde $754 millones en febrero de 2024 hasta $2.25 mil millones proyectados para mediados de 2025. Su valoración también ha crecido de forma meteórica, alcanzando los $39.5 mil millones en menos de 18 meses.
Este crecimiento se basa en tres pilares: reducción de costos de fabricación por automatización, acuerdos marco con empresas como UPS y una teoría de “efecto red” de datos generados por robots en operación. La empresa proyecta una caída del costo por unidad de $150,000 a tan solo $20,000–30,000.
Sin embargo, críticos financieros comparan esta estrategia con compañías tecnológicas que sobreprometieron y colapsaron, como Synapse. La reciente oferta secundaria en SeedBlink también ha levantado sospechas sobre una posible búsqueda de liquidez temprana antes de resultados concretos.
5. IA física vs IA lingüística: una brecha metodológica
Mientras los modelos de lenguaje como GPT-4 y Claude-3 pueden medirse con métricas estándar (como precisión o comprensión), la robótica humanoide carece de benchmarks universales. Esto permite a startups publicar demostraciones anecdóticas sin un marco de evaluación común.
Figure AI ha aprovechado esta ambigüedad para mostrar videos editados que sugieren capacidades avanzadas, pero sin pruebas repetibles o en entornos no controlados. Esta diferencia metodológica pone en riesgo la confianza de los inversores y limita el avance científico colaborativo.
La comunidad científica ha comenzado a pedir la creación de estándares para la evaluación de robots autónomos, incluyendo pruebas en entornos reales y comparativas entre modelos. Solo así se podrá distinguir entre marketing ambicioso y progreso genuino.
6. Competencia internacional y geopolítica tecnológica
El auge de Figure AI ha coincidido con el desarrollo acelerado de humanoides en Asia, particularmente en China. Empresas como Unitree Robotics y UBTech han lanzado modelos como el H1 y el Walker S1, enfocados en escalabilidad y reducción de costos.
Mientras Figure apuesta por complejidad técnica y capacidades cognitivas, sus competidores asiáticos priorizan producción masiva y adaptabilidad a tareas específicas. Este enfoque podría generar una fragmentación del mercado global en estándares occidentales versus orientales.
La elección entre sofisticación y escalabilidad no es trivial, y tendrá implicaciones profundas en la dominancia tecnológica durante la próxima década.
7. Riesgos regulatorios emergentes
Europa ha comenzado a diseñar normativas específicas para la robótica autónoma. Directivas como la “Autonomía Robótica Verificable” exigirán auditorías externas para la validación de sistemas multipropósito. Figure AI, por ahora, opera bajo un vacío legal en EE. UU.
La falta de regulación clara permite a empresas como Figure avanzar sin restricciones, pero también las expone a cambios abruptos en políticas una vez que los gobiernos actúen. Además, la ausencia de certificaciones específicas para IA física genera incertidumbre para los usuarios industriales.
Una regulación equilibrada podría fomentar la innovación sin comprometer la seguridad ni la transparencia. El desafío está en definir protocolos que se adapten al ritmo del desarrollo tecnológico.
8. Impacto laboral proyectado
Uno de los argumentos más repetidos por Figure AI es que sus robots ayudarán a mitigar la escasez de mano de obra. Sin embargo, estudios independientes indican que cada robot en logística podría reemplazar 2.4 puestos humanos, mientras solo generaría 0.8 nuevos empleos técnicos.
Este desequilibrio plantea un reto estructural: ¿cómo reentrenar a millones de trabajadores desplazados por la automatización? Hasta ahora, ni Figure ni otras empresas del sector han propuesto programas masivos de reciclaje profesional.
El futuro laboral requiere una planificación integral que combine tecnología, educación y políticas públicas. Sin esta sinergia, la robótica humanoide podría agudizar desigualdades existentes.
9. Transparencia y storytelling financiero
Figure AI ha construido una narrativa poderosa sobre el futuro del trabajo, la inteligencia artificial y la automatización. Sin embargo, este storytelling debe estar respaldado por métricas transparentes y resultados verificables.
La confianza del mercado no depende solo de lo que una empresa promete, sino de cómo demuestra sus avances. La ausencia de pruebas en vivo, la edición de videos y las contradicciones con socios como BMW han mermado la credibilidad de la empresa ante ciertos analistas.
En un ecosistema donde la inversión depende tanto de la percepción como de la ejecución, la transparencia es una moneda de alto valor.
10. Alternativas técnicas y estándares abiertos
Para evitar el riesgo de dependencia tecnológica (vendor lock-in), expertos sugieren que los desarrolladores prioricen el uso de APIs estandarizadas y contribuyan a bases de datos abiertas como Open X-Embodiment. Estas prácticas aceleran la innovación colaborativa y reducen barreras de entrada.
Figure AI, hasta ahora, ha mantenido sus desarrollos bajo estructuras propietarias. Aunque esto puede proteger su ventaja competitiva, limita la adopción por parte de terceros y dificulta la integración con otros ecosistemas tecnológicos.
Un equilibrio entre innovación propietaria y colaboración abierta podría ser clave para construir una robótica más inclusiva y escalable.
11. Recomendaciones para stakeholders
Inversores deben exigir métricas claras de retorno por robot, empresas usuarias deben negociar contratos basados en KPIs específicos, y desarrolladores deben apostar por interoperabilidad. Los reguladores, por su parte, deben establecer protocolos de prueba y certificación.
El caso Figure AI sirve como referencia para todos los actores del ecosistema tecnológico. Sus aciertos y errores ofrecen lecciones valiosas sobre cómo escalar una tecnología disruptiva sin perder el foco en la operatividad y la ética.
Una aproximación multidisciplinaria será esencial para convertir los humanoides en herramientas útiles y aceptadas socialmente.
12. Conclusión: entre el mito y la realidad
Figure AI representa la dualidad de la innovación tecnológica: una promesa enorme acompañada de incertidumbres tangibles. Su historia refleja los dilemas actuales de la inteligencia artificial encarnada en cuerpos físicos: ¿qué tan cerca estamos de una adopción masiva y práctica?
La robótica humanoide no solo necesita avances técnicos, sino también entornos de prueba reales, regulaciones claras y una comunicación transparente. El futuro dependerá de cómo se articule la ambición con la responsabilidad.
Para quienes siguen de cerca la evolución de la IA física, Figure AI será un caso de estudio recurrente en los próximos años. La pregunta no es solo si sus robots funcionarán, sino si podrán integrarse con éxito en un mundo real y complejo.