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Introducción
El corte total de internet en Irán durante su conflicto con Israel en junio de 2025 ha encendido las alarmas sobre el impacto de la censura digital como herramienta de control estatal. Esta acción, que dejó a millones de ciudadanos sin conexión durante más de 60 horas, es uno de los apagones digitales más severos de la historia reciente. En este artículo analizamos a fondo las razones detrás de esta decisión, sus consecuencias sociales, políticas y tecnológicas, así como las implicaciones geopolíticas que surgen de este tipo de medidas en el siglo XXI.
Desde ataques cibernéticos a instituciones financieras hasta la intervención de redes satelitales como Starlink, el caso iraní es un ejemplo paradigmático de cómo la guerra moderna también se libra en el ciberespacio. A medida que los gobiernos se preparan para amenazas híbridas que combinan armas físicas con sabotaje digital, surge una pregunta clave: ¿puede un Estado legítimamente desconectar a su población de internet en nombre de la seguridad nacional? Vamos a descubrirlo.
1. ¿Qué es un apagón digital?
Un apagón digital es la desconexión intencionada de internet por parte de un gobierno o entidad con control sobre la infraestructura de telecomunicaciones. Estas interrupciones pueden ser totales o parciales, y suelen justificarse como medidas de seguridad nacional. Sin embargo, en muchos casos, se utilizan como herramientas para silenciar la disidencia y controlar el flujo de información durante períodos críticos.
En Irán, esta medida fue aplicada durante 62 horas en junio de 2025, afectando a más de 84 millones de personas. El apagón no solo imposibilitó las comunicaciones personales y profesionales, sino que también bloqueó el acceso a servicios financieros, médicos y a información vital durante un conflicto armado. Según Access Now, solo en 2022 se documentaron más de 187 interrupciones intencionadas en 35 países, lo que indica una creciente tendencia global.
Este tipo de medidas genera consecuencias profundas y duraderas en la sociedad civil, especialmente en contextos de conflicto. Lo que en apariencia puede parecer una acción puntual de defensa, en la práctica puede convertirse en una forma de represión sistemática.
2. El contexto histórico de censura digital en Irán
Irán no es nuevo en el uso de apagones digitales como herramienta de control. Desde la instauración de su Red Nacional de Información (RNI), el país ha desarrollado una intranet nacional que permite mantener operativos los servicios esenciales mientras restringe el acceso a la red global. Esta red interna ha sido utilizada en múltiples ocasiones para desconectar al país del resto del mundo durante protestas o crisis políticas.
Un ejemplo relevante ocurrió en noviembre de 2019, cuando el gobierno iraní cortó el acceso a internet durante cinco días tras protestas por el aumento de los precios del combustible. Durante ese período, se reportó la muerte de aproximadamente 1,500 manifestantes, según fuentes independientes. En 2022, nuevamente se recurrió a cortes parciales durante las protestas por la muerte de Mahsa Amini.
Este patrón demuestra que Irán utiliza sistemáticamente su infraestructura digital como mecanismo de censura. La RNI permite al Estado ejercer un control casi absoluto sobre el flujo de información, limitando la capacidad de organización ciudadana y visibilidad internacional.
3. Eventos que motivaron el apagón de junio de 2025
El apagón de junio de 2025 fue oficialmente atribuido a una serie de ciberataques sufridos por infraestructuras críticas iraníes. El primero fue dirigido al Banco Sepah, una institución estatal vinculada al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica. El segundo afectó a Nobitex, la principal plataforma de criptomonedas del país. Ambos ataques fueron reivindicados por el grupo hacktivista Predatory Sparrow, de orientación proisraelí.
En el caso del Banco Sepah, se reportaron fallos masivos en cajeros automáticos y servicios bancarios durante más de 24 horas. En Nobitex, los atacantes robaron más de 90 millones de dólares en criptomonedas y destruyeron los fondos, en lugar de apropiárselos. Este comportamiento sugiere que la motivación era ideológica, no financiera.
Estos episodios ocurrieron en el contexto de una escalada militar entre Israel e Irán, lo que llevó al gobierno iraní a justificar el apagón como una medida defensiva contra amenazas cibernéticas. Sin embargo, el análisis cronológico y el patrón histórico muestran que la desconexión fue también una estrategia para controlar la narrativa durante el conflicto.
4. El papel de la Red Nacional de Información
La Red Nacional de Información (RNI) es una infraestructura clave en la estrategia de censura iraní. Diseñada como una intranet nacional, esta red permite al Estado mantener operativos servicios gubernamentales, bancarios y de salud sin depender de la red global. Su existencia posibilita el uso de “interruptores de emergencia” para aislar digitalmente al país.
Durante el apagón de junio de 2025, la RNI permitió que algunos servicios internos siguieran funcionando, mientras que los ciudadanos quedaron totalmente desconectados del mundo exterior. Esto refuerza el poder del Estado para controlar qué información circula y qué se oculta.
Este tipo de arquitectura es preocupante desde el punto de vista de los derechos humanos. Permite al gobierno ejercer una censura selectiva, silenciar opositores y evitar la documentación internacional de abusos durante situaciones de crisis.
5. Impacto económico del apagón
El apagón digital tuvo consecuencias económicas devastadoras. Con el sistema bancario afectado por ciberataques y sin acceso a plataformas digitales, las transacciones comerciales básicas colapsaron. Comercios locales no podían procesar pagos, y las operaciones internacionales quedaron paralizadas.
Uno de los sectores más afectados fue el comercio transfronterizo con Turquía, ya que las coordinaciones logísticas dependían de servicios en línea. Además, muchas empresas iraníes utilizan servicios cifrados basados en la nube para su funcionamiento diario, los cuales quedaron inaccesibles durante el apagón.
Según estimaciones preliminares de NetBlocks, la pérdida económica diaria por el corte de internet en Irán podría superar los 35 millones de dólares. La desconexión digital no solo afecta la libertad de expresión, sino también la estabilidad financiera de un país.
6. Consecuencias sociales y humanitarias
Más allá del impacto económico, el apagón generó una crisis humanitaria significativa. Millones de ciudadanos quedaron totalmente aislados, sin poder contactar a familiares ni acceder a información sobre bombardeos o rutas seguras. Organizaciones como Médicos Sin Fronteras reportaron dificultades para coordinar asistencia médica debido a la falta de datos en tiempo real.
La psicología colectiva también se vio profundamente afectada. La diáspora iraní experimentó altos niveles de ansiedad e incertidumbre por no poder verificar el estado de sus seres queridos. En situaciones de emergencia, el acceso a internet puede ser tan vital como el agua o la electricidad.
El apagón vulneró principios básicos del derecho internacional humanitario, al impedir que la población civil recibiera información crucial para su seguridad. Esto refuerza la necesidad de establecer protocolos internacionales que garanticen la conectividad en contextos bélicos.
7. Contramedidas tecnológicas: el papel de Starlink
En un giro inesperado, Elon Musk anunció que Starlink había sido activado para ofrecer conectividad satelital en Irán durante el apagón. Esta intervención permitió que algunos activistas lograran documentar bombardeos y coordinar ayuda humanitaria en tiempo real.
Los terminales Starlink operan mediante conexión directa con satélites de órbita baja, evitando así las infraestructuras terrestres controladas por el régimen. Aunque su uso en Irán fue limitado por cuestiones logísticas, se estima que cientos de dispositivos lograron ingresar al país clandestinamente antes del conflicto.
Esta acción puso en evidencia cómo la tecnología puede desafiar la censura estatal, aunque también generó tensiones diplomáticas. Irán presionó sin éxito a organismos internacionales para desactivar los dispositivos no autorizados, marcando un precedente geopolítico relevante.
8. Implicaciones legales y de derechos humanos
El apagón digital iraní plantea interrogantes legales complejos. Aunque los Estados tienen derecho a proteger su soberanía, el derecho internacional también establece que la población civil debe tener acceso a información durante conflictos armados.
Organizaciones como la ONU han reiterado que los cortes de internet violan principios fundamentales de derechos humanos, incluyendo el derecho a la libertad de expresión y el acceso a información. La Unión Europea ya estudia sanciones específicas contra países que utilicen apagones como herramienta de represión.
El caso iraní podría servir como catalizador para el desarrollo de acuerdos internacionales que regulen el uso de la desconexión digital, especialmente en contextos de guerra. Este es un vacío legal que necesita ser abordado con urgencia.
9. El rol de los hacktivistas
Predatory Sparrow no es el primer grupo de hacktivistas en actuar durante conflictos internacionales, pero su impacto en Irán ha sido particularmente notable. Al atacar infraestructuras críticas y difundir mensajes políticos a través del código, estos actores no estatales han demostrado tener poder real en el escenario geopolítico.
Sin embargo, su accionar también implica riesgos colaterales. Los ataques a bancos y plataformas de criptomonedas afectaron directamente a la población civil, generando caos económico y desconfianza en el sistema financiero. Esto plantea dilemas éticos sobre el uso de la ciberofensiva como herramienta de presión.
Mientras algunos los ven como luchadores por la libertad digital, otros advierten sobre la falta de regulación y la posibilidad de que sus acciones causen daños irreparables. El debate sobre la legitimidad de los hacktivistas seguirá creciendo en los próximos años.
10. Soberanía digital vs. derechos fundamentales
El caso iraní ilustra la tensión creciente entre la soberanía digital y los derechos fundamentales. Mientras Teherán argumenta que el apagón fue una medida de seguridad nacional, defensores de derechos humanos sostienen que se trató de una herramienta de represión política.
Este conflicto se repite en otros países donde los gobiernos buscan controlar el ciberespacio como parte de sus estrategias autoritarias. La pregunta es si el control estatal del internet puede justificarse cuando compromete el bienestar y la seguridad de su población.
Establecer límites claros entre defensa nacional y censura será clave para proteger las libertades digitales en la era de los conflictos híbridos.
11. Lecciones para gobiernos y empresas tecnológicas
Este episodio ofrece lecciones valiosas para gobiernos democráticos y empresas tecnológicas. Por un lado, se hace evidente la necesidad de protocolos de respuesta que garanticen conectividad mínima durante crisis, utilizando alternativas como redes satelitales o servicios descentralizados.
Por otro lado, las empresas tecnológicas deben definir marcos éticos para intervenir en conflictos, evitando convertirse en actores políticos pero defendiendo derechos humanos básicos. La activación de Starlink en Irán puede ser vista como un ejemplo de diplomacia digital alternativa.
La colaboración entre actores multilaterales será fundamental para establecer estándares que protejan a la población civil sin comprometer la estabilidad de los Estados.
12. Conclusión: el futuro del acceso digital en tiempos de guerra
El apagón digital de Irán en 2025 es un caso emblemático del nuevo campo de batalla: la red. En un mundo hiperconectado, desconectar a una nación entera no solo es posible, sino también una estrategia de guerra. Pero esa desconexión tiene consecuencias humanas, económicas y éticas que no pueden ignorarse.
Garantizar el acceso a internet debe considerarse un derecho básico, especialmente en contextos de conflicto. La comunidad internacional debe actuar para prevenir el uso deliberado de apagones como herramientas de represión. Solo así podremos construir un futuro donde la tecnología esté al servicio de la libertad y no del silencio.





